web analytics

D. Jose Arranz: testigo del Evangelio en Prado Nuevo

Tras una larga enfermedad, el 12 de marzo de 2018 falleció José Arranz Arranz de la catedral de El Burgo de Osma. Personaje dinámico, emprendedor y activo fue una de las cabezas mejor amuebladas del clero oxomense-soriano, pero también miembro del Centro de Estudios Sorianos

En la madrugada del lunes, 12 de marzo de 2018, tras larga enfermedad, descansaba en el Señor, en la Residencia Nuestra Señora de la Luz, en el lugar de Torralba del Moral, donde ejercía de capellán, el Ilmo. Sr. D. José Arranz Arranz, canónigo de la santa iglesia catedral de Santa María de Osma, sita en la villa de El Burgo de Osma. Nada más conocerse la muerte del canónigo, las campanas de la torre barroca de la catedral tocaron a muerto. La misa funeral «corpore insepulto» se celebró el día siguiente, presidida por Abilio Martínez Varea, obispo de Osma-Soria, en el primer templo de la Diócesis. Junto al ordinario del lugar se dio cita la mayor parte del clero -gran parte de él integrado por alumnos del finado-, Casimiro López Llorente, obispo de Segorbe Catellón, y el abad mitrado de Santo Domingo de Silos. Terminada la misa exequial los restos mortales del extinto fueron enterrados, en la capilla del cementerio burgense, al pie del retablo que preside una pintura de la Virgen de Valvanera. «Vivat in Cristo».

Personaje dinámico, emprendedor, activo y con una de las cabezas mejor amuebladas del clero oxomense-soriano, durante la segunda mitad del siglo pasado y de lo que vivió del presente, su actuación ha sido muy controvertida. No obstante, como pocos supo hermanar, en hábil y noble maridaje, las ocupaciones inherentes a su estado sacerdotal y las encaminadas a promover el progreso, desarrollo e industrialización de la Villa Episcopal y de la Provincia. Como hombre tuvo su errores, que hay que perdonar, y sus virtudes, que han de ser reconocidas y valoradas en su justa medida.

Había nacido, el 17 de febrero de 1930, en la villa de Mambrilla de Castrejón, perteneciente a la comunidad de villa y tierra de Roa (Burgos), entonces de la Diócesis de Osma, siendo bautizado en la parroquia de la Asunción de Nuestra Señora. Su infancia transcurrió, como la de otros niños, acudiendo a la escuela de instruccion primaria en la que aprendió a leer, escribir y contar. Jugando con los demás chicos en los ratos libres de obligaciones escolares y familiares. Y participando en los usos y costumbres del lugar asistiendo, con su familia, a la misa dominical y de los días festivos, así como a los demás actos que se celebraban en la iglesia y en la ermita de Nuestra Señora del Castrejón, como le habían inculcado sus cristianos y laboriosos padres, Mariano y Eugenia.

Durante los años 1940-1948 estudió en el Seminario Diocesano de Santo Domingo de Guzmán, en El Burgo de Osma. No obstante, a últimos de noviembre de 1945, por motivos de salud, tuvo que dejar el Seminario y volver a Mambrilla de Castrejón. Esperando el tren, en la estación de Osma-La Rasa, se encontró con D. Saturnino Rubio Montiel, obispo de Osma (1945-1969), que desconocía era seminarista y se acercó a hablar con él. Al saber la causa de su marcha temporal del Seminario para consultar el problema en la Mutual del Clero, en Madrid, se ofreció a ayudarle. Tenía D. José quince años y desde aquel día, «sentí admiración especial por D. Saturnino que se me reveló -escribe- muy cercano y familiar dentro de la veneración y respeto que infundía su gran personalidad». Continuó su formación sacerdotal y sus estudios, con magnífico expediente académico, se vieron coronados, años después, con los grados de licenciado en Teología (1952) y en Filosofía (1955) por Salamanca; Filosofía y Letras por Navarra (1968), con la tesis doctoral titulada «Conceptualización de la realidad física por las Ciencias positivas y por la Filosofía de la Naturaleza»; y doctor en Historia del Arte (1982), por la Central de Barcelona, con su tesis sobre la escultura romanista, dirigida por José Rogelio Buendía y de cuyo tribunal formaron parte los Dres. Juan José Martín González, Santiago Alcolea Gil, Joaquín Yarza Luaces y el también Dr. Mateu. Tesis merecedora de la máxima calificción.

Ordenado sacerdote, el 31 de agosto de 1952, en la catedral de Osma, por D. Saturnino al que había conocido el día que hizo su entrada en la Diócesis, el 8 de julio de 1945, sirviendo como acólito en la ceremonia religiosa celebrada en la catedral oxomense. Desde entonces, se le quedó grabada su figura y ni a él ni a sus condiscípulos se les ha borrado «la imagen de aquel obispo saludando con humilde sencillez y calor de Padre y Pastor a sus diocesanos y haciendo vibrar a la multitud con sus emotivas palabras». Obispo del que luego sería su más estrecho colaborador en lo mucho que hizo en su largo pontificado.

Huerta del Rey y San Esteban de Gormaz fueron testigos de sus primeros pasos en el ministerio sacerdotal. Más tarde, en 1955, vino a la parroquia de El Burgo de Osma, entonces regentada por Vicente Núñez Marqués, que, luego, atendió junto con Bienvenido García Herrero. Durante el año 1962 procedió a la rehabilitación de la ermita de la Vera Cruz, vulgarmente de San Antón, a donde se trasladaron -creemos que con muy buen criterio- los cultos parroquiales que venían celebrándose en la Capilla Real de la Inmaculada, en la catedral. También atendió, después, las parroquias de Sotos del Burgo, Berzosa, Rejas de San Esteban, Quintanilla de Tres Barrios, Barcebal y Barcebalejo. Fue, además, capellán del Monasterio de San José, de Carmelitas Descalzas, en la Villa Mitrada.

El 28 de diciembre de 1958, tras la bendición llevada a cabo por D. José, se inauguró el cine parroquial, titulado «Cine Palafox», local integrado en el inmueble en el que se hallaban el Círculo Católico de Obreros, salones de Acción Católica, secretariado de Cáritas, oficinas y viviendas para los clérigos de la parroquia. Como responsable del mismo asistió, en el curso 1971-1972, a la reunión convocada por la Comisión Episcopal de Medios de Comunicación, para estudiar el problema del cine, radio y televisión en la juventud.

El 10 de noviembre de 1961 firmaba D. Saturnino el edicto para nombrar canónigo con la carga de archivero bibliotecario capitular, pudiendo presentarse solicitudes para ocupar la canongía en el plazo de 90 días. A ella concurrió el Sr. Arranz. Tras la oposición, consiguió la prebenda (1962-1998), de la que se posesionó en marzo de 1962, y al servicio de la catedral, de cuyo cabildo fue presidente (19861998), puso su alma entera y su vida y al jubilarse dejó un hueco difícil de llenar. El Boletín Oficial del Obispado, de 10 de marzo de 1967, recoge su nombramiento como delegado diocesano de arte sacro y archivos parroquiales cargo, el primero, que ocupó hasta 1994.

En capillas románicas y góticas adyacentes al claustro enriqueño, habilitadas con la ayuda aconómica de la Dirección General del Patrimonio Artístico y Cultural; más tarde de la Junta de Castilla y León y, siempre, con la generosa aportación, dentro de sus limitaciones, del Cabildo de la catedral de Santa María de Osma, sita en la villa de El Burgo de Osma, creó los museos catedralicios. Con esta actuación, el Cabildo Oxomense se convirtió en pionero de la conservación de obras de arte cuando apenas existía preocupación por el patrimonio artístico sagrado.

Las obras de los museos catedralicios comenzaron el 19 de agosto de 1963 y se inauguraron las dos primeras salas el año siguiente. La museabilización de las piezas se hizo siguiendo las pautas del Museo Lázaro Galdiano, hasta el que se desplazó D. José. En años posteriores se fueron arreglando otras dependencias claustrales con iguales fines. En 1965 el Cabildo cedió las dependencias del paño noreste del claustro para la instalación del Museo Diocesano, que abrió sus puertas al público el 13 de agosto de 1978. D. José, además, fue el inspirador de los museos parroquiales en cierto pueblos, ante el problema planteado por el fenómeno de la despoblación.

Con el fin de orientar a los sacerdotes diocesanos para que éstos valorasen el arte sacro de las parroquias y ermitas programó, en el curso 1971-1972, un ciclo de conferencias en la Casa Diocesana y en la Casa de Cultura, en Soria, sobre el arte sacro en la Diócesis.

De 1959-1976 fue delegado diocesano de educación religiosa por lo que organizó, para sacerdotes, un Cursillo de Educadores de la Fe e impartidó clases, casi todos los sábado del curso 1969-1970, en la Escuela de Catequesis. En 1970, según el Boletín Oficial de la Diócesis de septiembre, Teodoro Cardenal le nombró delegado diocesano de enseñanza y educación religiosa y como tal, en el curso 1970-1971 asistió, a la Asmablea Nacional de Vicarios y Delegados Episcopales de Enseñanza, celebrada en Madrid; participó en el Curso de Actualización Pedagógica para profesores de Escuelas Normales de la Iglesia, en Santiago de Compostela; dirigió la Planificación y Programación del Área de Formación Religiosa, en un cursillo para mestros de 5.º de Enseñanza Básica, celebrado en Soria organizado por la Inspección de Primaria; y mantuvo, con la colaboración de los delegados diocesanos de Enseñanza Básica y Media, frecuentes entrevista con el delegado provincial de Educación y Ciencia sobre problemas referentes a la enseñanza en los centros de la Iglesia. El de 1971-1972 también acudió a la Asamblea Nacional de Delegados de Educación, celebrada en Majadahonda, para estudiar los problemas originados por la nueva Ley de Educación…

En el Seminario Diocesano explicó: Cosmología, Psicología Racional y Experimental, Biología, Filosofía de las Ciencias, Teoría del Conocimiento, Filosofía, Religión… En el curso de 1967-1968 figura como decano de Filosofía y en el de 1968-1969 como decano de Bachillerato Superior y Curso Introductorio. Formó parte, también y en varios cursos, del Consejo Académico de este centro. Enseñó (1957-1984), del mismo modo, en el Colegio de San Vicente de Pául, de las Hija de La Caridad, establecido en el antiguo Hospital de San Agustín, en El Burgo, del que fue director (1981-1984).

La actividad cultural promovida por el Sr. Arranz Arranz fue, en el largo correr de casi medio siglo, tan amplia y tan constante y, a la vez, tan eficaz que sería difícil hallar un empeño que no estuviera asociado a su nombre. Obligado es recordar, además de lo dicho, su meritoria actución al frente del Centro de Iniciativas y Turismo y de la Asociación de Amigos de la Catedral, por él fundada. Durante los meses de verano, y en fechas conmemorativas, solía programar conferencias pronunciadas por un plantel de ilustres historiadores que se llamaron: Fernando Chueca Goitia, Juan José Martín González, José Luis González Novalín, José Ignacio Tellechea Idígoras, Anselmo Romero Marín, Francisco Sánchez Castañer… Así como conciertos interpretados por virtuosos maestros, sin olvidar algunas exposiciones montadas en las fechas oportunas, como la dedicada a los códices del obispo García de Montoya y la inauguración, en 1975, de una sala de museo diocesano en una dependencia del palacio episcopal.

En otro orden de cosas, y como promotor del progreso y desarrollo de la villa de El Burgo de Osma y su comarca, hacemos un poco de historia. Anastasio Rodrigo Yusto (1814-1882), natural de la Villa y arzobispo de Burgos (18671882), ordenó, por manda testamentaria, la fundación de un pósito pío para prestar dinero a los labradores necesitados y que éstos no caye
ran en manos de usureros. Por los avatares de los tiempos su dinero pasó al Estado y D. Saturnino, tras la Guerra Civil, consiguió recuperar unas 100.000 pesetas. Dinero que el prelado ofreció para la fundación de una Caja. Para conseguirlo se constituyó la Cooperativa del Campo San José Obrero del Círculo Católico con el fin de realizar los trabajos del campo en común y junto a ella su Caja, que se llamaría Caja Rural de la Cooperativa del Campo del Círculo Católico de Obreros. Se abrió la oficina matriz, en El Burgo de Osma, el 14 de enero de 1962.

Como anécdota recodar que cuando se pretendía fundar otra Caja Rural en Soria se acercaron a El Burgo de Osma dos importantes personas de la capital con el fin de entrevistarse con D. José. Los sorianos fueron a hablar con él y éste les contestó que ya estaba todo hablado, por lo que hubieron de volverse a Soria. El año 1966, sobre los cimientos de la Caja del Círculo, se levantó la Caja Rural de Soria, de ingrata memoria para el que esto firma. Entidad bancaria que, en 2016, rindió un merecido homenaje a D. José por ser uno -si no el único- de sus iniciadores e impulsores.

D. José Arranz Arranz es culpable, entre otras cosas y además de las referidas, de la apertura de la deshidratadora de alfalfa, en la Dehesa de Osma. De un viaje a Almería para visitar invernaderos con intención de informarse sobre su conveniente instalación en tierras burgenses. De la creación de la cooperariva COINCO, que dio trabajo a un buen número de jóvenes de la comarca. De inspirar las Jornadas de la Matanza, fiesta declarada de interés turístico nacional, que tanto han supuesto para la economía de la zona de El Burgo de Osma. De solemnizar la Semana Santa de la capital de la Diócesis, poniendo en la calle las imágenes del Resucitado y Cristo abrazado a la Cruz, ambas del siglo XVI. De impulsar la construcción del grupo de viviendas PH, sorteadas el 14 de mayo de 1972, vendidas a precios asequibles a los trabajadores. De promover la edificación de las viviendas de la Huerta del Carmen, adquirida por la Cooperativa del Campo a los frailes en 1975…

Fue miembro del Centro de Estudio Sorianos (CES), integrado en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), y asesor de la Asociación para el Progreso y Desarrollo de El Burgo de Osma y su Comarca (APRODEBUR). Su nombre ha merecido figurar en el Diccionario Biográfico Español, publicado por la Real Academia de la Historia. Humanista profundo, con extensa cultura, su oratoria, sin exornos innecesarios y ampulosos, que sólo sirven para enmascarar, en los más de los casos, la falta de sustancia, llegaba al alma de cuantos le escuchaban. Sus sermones, muy estudiados y convenientemente apostillados de citas de «auctoritas», eran modelo de los conocidos como «sermones de campanillas» en los que D. José se manifestaba un maestro en el decir. Recuerdo la estada en la catedral de la imagen de un santuario mariano famoso; el rezo del santo rosario y al llegar a la letanía la invocación a la Virgen como «Salud de los enfermos», repetida por el Sr. Arranz tres veces, que hizo brotar lágrimas de no pocos ojos.

Acatamos los designios de la Providencia y reservamos a la buena memoria del profesor y compañero que se fue, en viaje del que no hay regreso, un perenne recuerdo en homenaje debido a sus méritos, no lo suficientemente reconocidos por la Diócesis a la que tanto sirvió.

Hacemos nuestras las palabras de Oracio: «Non omnis moriar multaque pars mei vitabit Libitinam» (No moriré del todo y gran parte de mi escapará a Libitina). La actividad de D. José Arranz Arranz, en lo más variados campos, pervive en las obras por él realizadas y en los escritos por él redactados. Cuando el tiempo vaya borrando sus perfiles, hoy perfectamente conocidos, será hora de volver sobre su relevante y fecunda personalidad en el campo de la historia leyendo las obras por él publicadas, de algunas de las cuales ofrecemos la ficha bibliográfica, obviando, por imperativo de espacio, las numerosas papeletas por él firmadas en los catálogos de Las Edades del Hombre:

  1. «La catedral de Burgo de Osma», Revista de Soria, 3 (1967) s. p. La catedral de Burgo de Osma. Guía turística, Almazán, 1975, 172 pp. Posteriores ediciones corregidas y aumentadas.
  2. «El Venerable Palafox, Obispo de Osma, a través de la documentación del Archivo de la Santa Iglesia Catedral de Burgo de Osma», El Venerable Obispo Juan de Palafox y Mendoza. Semana de Estudios histórico-pastorales y de espiritualidad (1654-1659) 2-7 agosto 1976, Madrid, 1977, pp. 82-113.
  3. El Renacimiento sacro en la Dióceis de Osma-Soria, El Burgo de Oma, 1979, 547 pp. «Hoy no se puede pensar en El Burgo sin el Virrey», Homenaje del Centro de Iniciativas Turísticas del Burgo de Osma al Hotel Virrey Palafox, Soria, 1779, s. p.
  4. «Arte Renacentista y Barroco», Historia de Soria, dirigida por José Antonio Pérez Rioja, I, Almazán, 1985, pp. 403-442.
  5. La escultura Romanista en la Diócesis de Osma-Soria, Burlada-Navarra, 1986, 650 pp. «El retablo mayor del antiguo convento de Santa Clara de Soria», Celtiberia, 71 (1986) pp. 69-86.
  6. Las iglesias de Aranda, Burgos, 1989. Con Juan Gabriel Abad Zapatero.
  7. «Visita a algunas piezas y lugares de la Catedral del Burgo de Osma en que vivió Santo Domingo», Santo Domingo de Caleruega. Contexto Eclesial Religioso. IV Jornadas de Estudios Medievales, Salamanca, 1996, pp. 283-294.
  8. «Custodia del Santísimo, de Juan de Arfe, de la catedral (1602-2002)», Arévacos, 12 (2002) pp. 2-4.

+ Saturnino, Obispo de Osma-Soria, Soria, 2005, 100 pp. y Soria, 2017, 108 pp. «Círculo Católico, Cooperativa del Campo y Caja Rural», Arévacos, 36 (2008), pp 6-9. Con Manuel de Juan.