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Primer sábado de mayo, mes de María, mes de las flores

 
 

      Prado Nuevo ha amanecido gris, nublado, con la amenaza de la inminente lluvia, pero con el calor en los corazones portugueses, los más madrugadores de la jornada.

Polacos, franceses, italianos, portugueses y españoles han hecho de este primer sábado una jornada de amor a la Virgen con un sello marcadamente internacional.

      Los peregrinos procedentes de Portugal viajaron durante la madrugada desde Lisboa; a su llegada a Prado Nuevo, rezaron el primer rosario de la jornada. Los tres autobuses que peregrinaron desde Francia optaron a su llegada por hacer oración de grupo y personal, para unirse con los demás peregrinos a las 12:30 h. en el rezo del Vía Lucis.

 Ofrenda floral y procesión

      La amenaza de lluvia obligó a variar la ubicación de la ofrenda floral a la Virgen de los Dolores. El lugar elegido fue el Centro “Ave María”, donde se habilitó para la ofrenda una amplia zona, y los peregrinos de todas las procedencias, y a lo largo de la jornada, fueron realizando su ofrenda de flores a la Madre de Dios.

 

      La procesión de la Virgen fue multitudinaria: las andas grandes, utilizadas para algunos meses, como mayo y octubre, requirieron la participación del doble de costaleros que de costumbre. Otro hecho significativo fue la incorporación de un buen grupo de hermanas Reparadoras entre las filas de peregrinos. Su presencia ocasional fue gratificante para los peregrinos, que admiran la escondida labor que realizan atendiendo a los necesitados en las residencias que tiene abiertas la Obra de El Escorial.

 

Rosario internacional

      La imagen llego a Prado Nuevo entre cánticos a la Virgen; junto al árbol, el sacerdote recordó a los peregrinos las gracias que se reciben por pisar ese lugar y las promesas de la Virgen para aquellos que ayuden a su Obra. Sus palabras precedieron al inicio del Rosario, cuyos cinco misterios se rezaron en italiano, español, portugués, polaco y francés, como muestra de la diversidad de orígenes de los peregrinos presentes.

      Al final del Rosario, se realizó con mucha devoción la “Consagración al Corazón Inmaculado de María”, que por su valor y belleza, reproducimos a continuación:

      Seguidamente, los peregrinos acompañaron con sus estandartes la talla de la Dolorosa hasta la Capilla, donde comenzó la Santa Misa, presidida por un obispo de origen portugués, el cual pronunció una preciosa homilía impregnada de amor a María en las primeras vísperas del día de la Ascensión.

 

      La estación al Santísimo Sacramento y la posterior bendición con Jesús en la custodia, significó la conclusión de la jornada, yendo en procesión hasta el Centro de acogida de peregrinos “Ave María”.

 

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