17 de Agosto de 2016
Un millar de personas reivindican la figura de Luz Amparo en el cuarto aniversario del fallecimiento de la fundadora de la Obra de El Escorial
Luz Amparo Cuevas Arteseros
Siendo miércoles no se esperaba tanta afluencia a Prado Nuevo, pero nuevamente las previsiones se han visto superadas. El cuarto aniversario de fallecimiento de Luz Amparo Cuevas se recordó con un rosario y una misa en la capilla autorizada por el Sr. Cardenal de Madrid D. Antonio Mª Rouco Varela, que curiosa y providencialmente se inauguró con la celebración del funeral por el eterno descanso del alma de la propia Luz Amparo.
Muchas son las personas que han acudido en este día a Prado Nuevo con recuerdos y anécdotas que Amparo ha protagonizado en sus vidas: consejos personales enfocados a un cambio de vida, peticiones de oraciones que han sido escuchadas por el Cielo, llamadas de atención en cuestiones tan importantes como la educación de los hijos o recomendaciones tan concretas como la confesión frecuente o la comunión en gracia de Dios eran la tónica general de una mujer que vivía por y para Dios. Siempre tenía palabras de aliento, gestos de comprensión y el cariño de una madre que sin horario atendía las demandas de aquellas personas que acudían a ella.
La enfermedad no ha faltado en la complicada vida de Amparo; suya y de sus seres queridos, pero eso ha servido de inspiración para muchas personas que sufriendo las dificultades propias de la enfermedad y de la edad, no han querido faltar en este día a su cita en prado nuevo con la Virgen de los Dolores: vengo de Alcobendas, vengo de Alcorcón; vengo de Toledo, vengo de Griñón… muchas han sido las procedencias, para agradecerle a la Virgen María el “don” de haber podido conocer y convivir con una extraordinaria mujer: Luz Amparo.
En esta ocasión se rezó el rosario meditado a las 6 de la tarde y a continuación, en la citada capilla de la Virgen de los Dolores, tuvimos la misa concelebrada por casi una docena de sacerdotes. No fueron pocas las confesiones ni las comuniones distribuidas en la celebración: Prado Nuevo es un lugar de gracia donde se adquiere el “temple para ir al templo”, no en vano la Virgen dijo el día 7 de enero del año 1995 “Acudid a este lugar, hijos míos, que aunque se acaben mis palabras no se acabarán mis gracias, hijos míos”
Fieles a las palabras de María y en un día tan señalado como éste, ni distancia, ni enfermedad, ni la edad ni las circunstancias han podido con la fe y el carisma “reparador” de los peregrinos de Prado Nuevo.
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