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El rezo del Rosario y el Vicario de Cristo

 

Mensaje del 14 de octubre de 1981

Una constante en los mensajes de Prado Nuevo es inculcar el amor al Papa, Vicario de Jesucristo; «el dulce Cristo en la Tierra», como le denominaba santa Catalina de Siena. El Señor promete a Pedro que él será la roca firme de su Iglesia: «Y yo te digo que tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del Infierno no prevalecerán contra ella». Amar al Papa y escuchar con respeto sus enseñanzas es signo de buen católico, que ve en el Obispo de Roma la presencia de Jesucristo en este mundo.

 

Rezad el Rosario

«Rezad el rosario con mucha devoción todos los días; meditad un ratito después de cada misterio» (la Virgen).

Este deseo de la Virgen, tan repetido a lo largo de los años en sus manifestaciones de Prado Nuevo, ha sido también recomendado vivamente por los últimos Papas; entre ellos, san Juan Pablo II, del cual sabemos que era un propagador incansable de esta excelente oración, que consideraba —como la Virgen en sus mensajes— su «oración predilecta»[1]. Él mismo adquirió la costumbre de regalar rosarios a quienes recibía en audiencia. Escribió, además, una Carta apostólica, Rosarium Virginis Mariae, con la que convocó el «Año del Rosario», que fue proclamado el mes de octubre de 2002 y se prolongó hasta el mismo mes del año 2003. «Queridos hermanos y hermanas —escribió con este motivo—: una oración tan fácil, y al mismo tiempo tan rica, merece de veras ser recuperada por la comunidad cristiana. Hagámoslo sobre todo en este año»[2].

La misma recomendación del mensaje, acerca de la meditación de los misterios, es tratada por este Papa santo en el citado documento, con el fin de obtener los mejores frutos en la práctica de esta plegaria mariana. «El Rosario —explicaba—, en cuanto meditación sobre Cristo con María, es contemplación saludable. En efecto, penetrando, de misterio en misterio, en la vida del Redentor, hace que cuanto Él ha realizado y la Liturgia actualiza sea asimilado profundamente y forje la propia existencia»[3]. Y sugería: «Es conveniente que, después de enunciar el misterio y proclamar la Palabra, esperemos unos momentos antes de iniciar la oración vocal, para fijar la atención sobre el misterio meditado»[4].

Ojalá sea escuchada la voz del Papa y —como él mismo subrayaba— ¡que su llamamiento a renovar la devoción del Rosario «no sea en balde!»[5].

«Rezad, hijos míos, mucho, porque muchas almas están condenadas porque no ha habido nadie que haya rezado por ellas».

Petición muy parecida a la que hiciera la «Blanca Señora» a los pastorcitos de Fátima[6], y que nos recuerda la triste realidad de las almas que se apartan para siempre de Dios. Ante su destino eterno no debemos quedar indiferentes; nos tienen que doler tantas almas que se encuentran en situación de perderse y no dejar de encomendarlas a la misericordia divina. «La Iglesia no puede abandonar al hombre, cuya “suerte”, es decir, la elección, la llamada, el nacimiento y la muerte, la salvación o perdición, están tan estrecha e indisolublemente unidas a Cristo»[7]. De cara a la salvación eterna, conviene recordar que, según el Evangelio, la entrada que lleva al Reino de los Cielos es estrecha y la senda angosta, y Jesús las contrapone a la entrada ancha y a la senda espaciosa que, en cambio, llevan a la perdición[8]. Velemos para preparar nuestro destino eterno y preocupémonos por el de nuestros hermanos.

 

Rezad por el Santo Padre

«Rezad por el Vicario de Cristo, está en un gran peligro».

Una constante en los mensajes de Prado Nuevo es inculcar el amor al Papa, Vicario de Jesucristo; «el dulce Cristo en la Tierra», como le denominaba santa Catalina de Sie­na. El Señor promete a Pedro que él será la roca firme de su Iglesia: «Y yo te digo que tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del Infierno no prevalecerán contra ella»[9]. Amar al Papa y escuchar con respeto sus enseñanzas es signo de buen católico, que ve en el Obispo de Roma la presencia de Jesucristo en este mundo. Despreciar su magisterio y criticar a su persona es hacer el juego a los enemigos de la Iglesia y oponerse al plan salvífico del Redentor, que dejó a san Pedro y a sus legítimos sucesores como sus representantes a través de los siglos. En la actualidad, tenemos al papa Francisco; en su voz hemos de reconocer la verdad. Si queremos caminar en la luz, en medio de tiempos de confusión, recibamos con respeto y cariño las palabras y orientaciones del Papa.

 

Capilla de Nuestra Señora de los Dolores

«Diles a todos que cuando esté hecha la capilla se llame “Capilla de Nuestra Señora de los Dolores”».

Capilla “Nuestra Sra. de los Dolores” en Prado Nuevo de El Escorial.

Es la segunda vez que la Virgen pide la Capilla, y especifica la advocación para dirigirse a Ella en este lugar: “Nuestra Señora de los Dolores”, cuyo título es tan universal y antiguo que nació en el Calvario al pie de la Cruz, donde María compartió los sufrimientos de su Hijo crucificado para la salvación de los hombres. Bajo esta misma advocación, se manifestó la celestial Señora en Fátima, según testimonio de los pastorcitos el 13 de octubre de 1917, que la vieron también como Dolorosa. Por esta razón y otras, las manifestaciones de El Escorial están en clara conexión con las del siglo pasado en Portugal, con las características y matices propios. Lo mismo entonces que ahora, la Virgen se presenta con su Corazón Inmaculado cubierto de espinas por los pecados de los hombres, a quienes tanto ama, como Madre nuestra que es. Decía en Fátima: «Quiere Dios establecer en el mundo la devoción a mi Inmaculado Corazón (…). Vendré a pedir la consagración de Rusia a mi Inmaculado Corazón» (Cova de Iria, 13-julio-1917). Pide y promete en Prado Nuevo en el mensaje que estamos comentando:

«Que vengan a esta Capilla a meditar la Pasión de mi Hijo. Diles a todos que se acerquen a la Eucaristía, que todos los que comulguen los primeros sábados de mes en honor a mi Corazón, les estaré muy agradecida, y les compensará mi Hijo en la hora de la muerte». En la despedida, añade: «Cumple mis mensajes; haced oración y penitencia», y signa a Luz Amparo con la cruz en la frente.

Como es conocido por los peregrinos que acuden a El Escorial, la Capilla inaugurada el 1 de septiembre de 2012, tiene en la parte frontal de la misma, y en letras grandes (iluminadas por la noche), el título siguiente: «CAPILLA DE NUESTRA SEÑORA DE LOS DOLORES», tal como la Virgen lo pidió en Prado Nuevo.

[1] Cf. Alocución, 29-10-1978.

[2] Rosarium Virginis Mariae, 43 (16-10-2002).

[3] Ibíd., 13.

[4] Ibíd., 31.

[5] Ibíd., 43.

[6] «Rezad, rezad mucho y haced muchos sacrifi­cios por los pecadores, pues van muchas almas al Infierno por no haber quien se sacrifique y pida por ellas», fueron las palabras de la Virgen a los tres niños, el día 19 de agosto de 1917.

[7] Juan Pablo II, Redemptor Hominis, 14.

[8] Cf. Mt 7, 13-14

[9] Mt 16, 18.

 

(Revista Prado Nuevo nº 12. Comentario a los mensajes) 

 

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