Madre: Mis pensamientos están ahora recogidos en vuestras manos: presentadlos a Dios. Yo me obligo y comprometo hoy con la presentación de este mi ramillete a vivir en adelante recogido en Dios, a marchar en su presencia, a no olvidarle, a contemplar sus grandezas… Yo me obligo a orar sin cesar como me manda el Evangelio. Ofreced mis votos a vuestro Hijo: cuidad, oh bella y amable jardinera, cuidad de mis pensamientos, ordenadlos; a vuestra fidelidad los fío.