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Año nuevo con María

Si la primera Eva, madre de los vivientes, desde el árbol del paraíso nos condujo a la “muerte”, María Santísima, la segunda Eva, desde el Calvario, desde la Cruz redentora, nos dio Fruto de vida. Es por eso que este nuevo año que comenzamos, ya que lo abrimos con la Solemnidad de Santa María, lo más adecuado es que caminemos de Su mano a lo largo de este 2022.

Dios eligió desde toda la eternidad, a la Virgen santísima para traer al mundo al Verbo, para encarnar la Palabra, pues fue, es y será la única criatura que nunca escucho a la serpiente, en ningún momento de su vida, pues es la Pura, la Inmaculada, la única preservada del pecado original por designio divino, porque así lo quiso Dios.

María escuchó con corazón puro la Palabra de Dios y creyó en ella, como Abraham, y la Palabra se hizo carne en María; en su vientre purísimo tomó la carne humana y de ella nació Jesús, su propio Hijo, el Hijo único de Dios.

Desde la encarnación del Verbo, María fue fiel a la Palabra, fidelidad que mantuvo hasta la muerte de Cristo en la Cruz, y que se prolonga eternamente, pues su amor a Dios no tiene límite, no tiene fin.

Esta es la fidelidad que nosotros tenemos que tener, que debemos alcanzar, una encomienda nada fácil, pues aunque decimos y proclamamos que queremos ser cristianos, hay momentos que nuestra fe se debilita, queremos seguir a Dios pero también escuchamos las palabras de “la serpiente”.

Por eso no solo debemos escuchar la Palabra, sino que debemos creer en Ella, unirla a nuestro corazón, y así junto a María, permitamos, en definitiva, que Dios actúe desde lo profundo de nosotros mismos.

Y todo ello en el seno de la Iglesia que como María, ofrece la Palabra Viva a los fieles; la Virgen acompaña como Madre de la Iglesia, a todas las almas que con corazón humilde y ardiente, desean que la Palabra este viva en ellas.

Creer, amar y obedecer a Jesucristo es la esencia de la Iglesia y del ser cristiano, y María es la persona que más creyó, amó y obedeció a su Hijo, porque Ella es la madre del Verbo Encarnado. La Nueva Creación, la Nueva Alianza que supera la Antigua y lleva de nuevo la humanidad a su origen. Y todo por María.