web analytics

La conversión de Mari Cruz y la intervención de Luz Amparo

«Mi dolor era inexplicable. Era como si me hubieran arrebatado el alma y todas las células de mi cuerpo se hubieran desgarrado»

Testimonio de conversión en El Escorial

Virgen de los Dolores en la Residencia Ntra. Sra de la Luz – Torralba del Moral – Soria.

Soy una mujer de cuarenta y dos años; y quiero dar testimonio sobre mi conversión acaecida en El Escorial. Mi único hijo, de veinte años de edad, murió hace un año exactamente, y mi desesperación fue inmensa. Me sentía como si me hubieran mutilado.

Mi dolor era inexplicable. Era como si me hubieran arrebatado el alma y todas las células de mi cuerpo se hubieran desgarrado. A las seis semanas de ocurrir esta trágica circunstancia, uno de mis hermanos me habló del extraño fenómeno que ocurría en El Escorial referente a la Santísima Virgen.

La verdad es que yo siempre había vivido apartada de Dios y enfocada en mi trabajo, pasando totalmente por alto la grandeza y la única verdad de nuestro Padre y Creador.

 

Entrevista con Luz Amparo

Después de unas averiguaciones, conseguí ponerme en contacto con Amparo. Yo no sé qué me pasó, pero, cuando acabó nuestra entrevista, algo había sucedido en mí: una paz me inundaba…

Fui a rezar el Rosario a la Pradera, y allí noté una emoción intensa; tan intensa, que me llenó de esperanza. Percibí que mi hijo no se había quedado en nada, ¡no!; sino que, por el contrario, estaba allí junto con nuestra Madre, ¡esa Madre que yo durante tantos años había ignorado! No cabía duda: Ella estaba allí…·De lo contrario, ¿cómo podía explicarme esa paz y ese sosiego?

 

«No estoy sola»

Cada día que pasa siento más esta sensación. Ahora sé que no estoy sola. Ella ha quitado la venda de mis ojos para poder ver que no estoy sola; que aun en los momentos más dolorosos, tenemos una Madre para ayudarnos a llevar esa cruz que un día su Hijo llevó por todos nosotros.

A partir de ese día, he ido todas las semanas a rezar el santo Rosario, que tanto bien me hace y tanto le gusta y satisface a nuestra Madre. También comencé a cumplir con los sacramentos de la Confesión y Comunión, que ya hacía casi treinta años que no cumplía. Ahora para mí la vida tiene un sentido. Ya nada me asusta; sólo el flaquear mi fe en Dios, cosa que le pido nunca me ocurra, ya que es el mayor tesoro que poseo.

(Firmado y rubricado en Madrid, a 12 de diciembre de 1986, Mari Cruz Rodríguez)

 

 

(Revista Prado Nuevo nº 34. Testimonios)

Leer más “Testimonios”