Hoy celebramos el día de tres de estos arcángeles porque han tenido un papel importante en la historia de la salvación. Y conmemoramos a estos tres porque también tienen un papel importante en nuestro camino hacia la salvación.
Comenzando por «Miguel —el gran Miguel— el que hace la guerra al diablo», explicó el Papa, en la homilía del 29 de septiembre de 2017, refiriéndose al pasaje del Apocalipsis (12, 7-12) propuesto por la liturgia y subrayando: «Al final, cuando el dragón combatía contra Miguel, cuando ganó, el texto dice así: “el gran dragón, la serpiente antigua, el llamado diablo y Satanás, el seductor del mundo entero; fue arrojado a la tierra”». El diablo es «nuestro enemigo» y ésta, explicó el Pontífice, es «una visión del fin del mundo, pero , mientras tanto molesta, molesta en nuestra vida: siempre busca seducir, como sedujo nuestra madre Eva, con argumentos convincentes: “come el fruto, te hará bien, te hará conocer tantas cosas”». Y así «comienza, como la serpiente, a seducir, a seducir y después, cuando hemos caído, nos acusa delante de Dios: “es un pecador, ¡es mío!”».
El segundo arcángel, «Gabriel, es el que lleva las buenas nuevas, el que llevó la noticia a María, a Zacarías, a José» continuó Francisco. Gabriel, por lo tanto, lleva «las buenas nuevas y la buena nueva de la salvación». También él «está con nosotros y nos ayuda en el camino». Sobre todo cuando, y sucede «tantas veces, nosotros con tantas noticias malas o tantas noticias que no tienen sustancia, olvidamos la buena nueva, aquella del Evangelio de Dios, de la salvación, que Jesús vino con nosotros y nos trajo la salvación de Dios». Y es precisamente «Gabriel quien nos recuerda esto y por eso hoy pedimos a Gabriel que nos anuncie siempre la buena nueva». Gabriel, fue la oración de Francisco, «recuérdanos la buena nueva de Dios, lo que Dios ha hecho».
«Y después está el tercer arcángel, Rafael, el que nos ayuda en el camino, el que camina con nosotros», dijo el Pontífice. «Miguel —especificó— nos defiende, Gabriel nos da la buena nueva y Rafael nos toma de la mano y camina con nosotros, nos ayuda en tantas cosas que suceden en el camino». A Rafael «le debemos pedir: por favor, que nosotros no seamos seducidos para dar el paso equivocado, equivocarse de camino; guíanos por el buen camino. Tu eres el compañero de camino, como fuiste el compañero de camino de Tobías».
Los tres arcángeles, prosiguió Francisco, «están delante de Dios, son nuestros compañeros porque tienen la misma vocación en el misterio de la salvación: llevar adelante el misterio de la salvación.
Aprovechamos para poner un fragmento de los Mensajes de El Escorial en el que habla San Miguel.
Arcángel San Miguel:
Soy el arcángel san Miguel. Si los hombres no cambian y dejan de ofender a Dios, habrá manifestaciones que causarán terror a los habitantes de la Tierra; se oirán grandes sonidos en el aire; habrá toda clase de temblores; las casas volarán por los aires; muchos cuerpos volarán y la piel se desprenderá de su cuerpo. Todos los ojos lo verán y aún muchos no lo creerán. Así de endurecidos están los corazones de los humanos. Haced penitencia y haced oración. Acercaos a la Eucaristía; confesad vuestras culpas. Pedid al Padre Eterno.Apresuraos a escuchar mis palabras, que el tiempo se aproxima.Pedid por los que no rezan y haced penitencia por los que no la hacen.