Diego y Paula, Tomás y Raquel, y las familias de Javier y de Andrés son solo algunas de las razones de ser de esta Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado 2020 en Prado Nuevo. Una jornada de oración y de llamada a la acción que convoca el Papa y que en la Obra de la Virgen suena muy hondo y encuentra motivos para la esperanza. La Fundación Benéfica Virgen de los Dolores desarrolla un programa de ayuda a familias que ha multiplicado su esfuerzo de respuesta en los últimos seis meses. Muchos, llegados principalmente de Latinoamérica, han encontrado en El Escorial la mano tendida que la Iglesia ofrece.
Diego y Paula se vieron obligados a abandonar su Colombia natal y llegaron a España con su hijo David hace unos meses. Diego trabajaba como agente de seguridad. Su compromiso personal con la justicia le llevó a denunciar injusticias y, al mismo tiempo, le convirtió en objetivo de persecución. Lograron salir del país y un programa de Cruz Roja les proporcionó techo y comida en una familia de acogida. La Fundación Benéfica conoce su situación y les proporciona, en primer lugar, alimentos; posteriormente, una vivienda para la familia.
El proceso de reconocimiento de asilo no es precisamente un camino fácil. Por este motivo, la fundación acompaña y respalda sus pasos en la construcción de un nuevo proyecto de vida en España. Y así, ha costeado tanto a Diego como a Paula el título de gerocultores, que permite a Paula tener un empleo en la residencia Ntra. Sra. de los Dolores, en el Escorial, gestionada por la propia fundación.
Tomás y Raquel tuvieron que abandonar su también Colombia natal escoltados camino del aeropuerto. La milicia paramilitar asesinó al hermano de Tomás y su vida en el país ponía en grave riesgo al matrimonio y a sus cuatro hijos, de los que el mayor tiene diez años y el benjamín, cinco. Tomás trabajaba en el ámbito social y, al llegar a España, se ha convertido en beneficiario del sistema asistencial. En este caso, el programa de ayuda a familias de la fundación proporciona a su familia alimentos. Asimismo, ha contribuido en su búsqueda de empleo. Y todo ello les permite avanzar con garantías en el proceso de reconocimiento de asilo.
Las familias de Javier y de Andrés proceden de Venezuela. Tomaron la decisión de salir del país tras agravarse la situación económica y social impuesta por parte del régimen. En ambos casos, la Obra de Prado Nuevo les ha proporcionado vivienda y puestos de trabajo.
El programa de atención a familias es el resultado de un trabajo intenso de cuatro años, en los que la fundación ha logrado disponer de recursos de vivienda y manutención. Recibe la ayuda de los trabajadores sociales de los municipios en que trabajan, así como de Cáritas en lo que respecta a tramitación de expedientes e información, con el fin de que las ayudas se asignen a quienes más lo necesitan. Es la Iglesia, en definitiva, la que suma esfuerzos para responder con garantías a demandas familiares que llegan de lejos. Y es ahora, en un marco de crisis económica y sanitaria mundial, cuando más está recibiendo.
La realidad espiritual y sobrenatural de la Obra de la Virgen en Prado Nuevo está estrechamente ligada a su realidad humana, que forman quienes han sentido la llamada a difundir y hacer realidad el mensaje de la Virgen, y ligada también a una realidad social: a hacer realidad obras de amor y misericordia con quienes más lo necesitan en la sociedad.
Este domingo, 27 de septiembre de 2020, en el marco de la 106ª Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado (JMMR), el lema propuesto por el Papa supone un motivo de agradecimiento a la Virgen por hacerlo posible. Este “Como Jesucristo, obligados a huir” encuentra en la fundación la respuesta de acogida que merecen.