Mensaje del día 7 de octubre de 1989, primer sábado de mes

Prado Nuevo (El Escorial)

La Virgen:
Y Dios Creador quiso obrar en su esclava grandes misterios. Desde antes de mi nacimiento, obró en mi santa madre el gran misterio de mi nacimiento. Quedando estéril después de mi hermana, Dios Creador quiso, por su gracia, hacer el misterio de mi nacimiento. Mis padres estaban tristes, cuando al nacer mi hermana María, mi madre estaba pensando en que nacería su hija predilecta y su hija privilegiada del Señor; así le profetizó una profetisa. Pero cuando nació y se quedó estéril, vio que no era la privilegiada del Señor; su corazón se entristeció mucho, creyendo que había ofendido a Dios, porque una criada de la casa de mi madre había ofendido gravemente a Dios con un primo de mi padre. Mi madre le reprendió hasta tal punto que la criada tanto dolor sintió en su corazón que el niño nació muerto.
Por ese tiempo, mi hermana María nació también antes de los nueve meses, y mi madre creyó que había ofendido a Dios regañando a esa pobre mujer, y, desde ese momento, empezó la penitencia, el sacrificio y la oración más profunda. Mi padre y mi madre oraban juntos y prometieron a Dios la castidad y el sacrificio. Viendo mi padre que su vientre se quedó cerrado por la esterilidad, sufrió su corazón mucho y eran repudiados por muchos judíos porque era estéril, hasta tal punto que mi santo padre presentaba los mejores presentes de su rebaño en el templo y los sacerdotes lo despreciaban.
Hasta que un ángel, estando mi madre en oración, vino a anunciarle mi nacimiento y le dijo: «Ana, coge a los criados y vete a Jerusalén, a la Puerta Dorada; tendrás fertilidad y nacerá de ti una hija». Mi madre sintió tal regocijo en su corazón que quedó extasiada y arrebatada por el amor de Dios. Se acostó y en sueños volvió a manifestársele el Ángel y sobre la pared de su alcoba escribió un nombre: «Miriam». «Así se llamará la Niña que nazca de tu vientre. Será la Madre del Mesías. A Joaquín, también le ha sido revelado este misterio».
Pues mi padre, triste y disgustado, porque creía haber ofendido a Dios y por el desprecio de los sacerdotes y el rechazo de sus presentes, se había marchado a una casa de oración y hacía varios meses que no estaba en compañía de mi madre. Cuando el Ángel le anunció el mismo mensaje que le había anunciado a mi madre y que se pusiese en camino, de su rebaño cogió los mejores presentes y los partió. Los mejores fueron para el Señor, los otros mejores fueron para los pobres y los peores se quedó él con ellos.
Acudió al templo, y le dijo que en la Puerta Dorada estaría María esperándole. Allí se obró el gran misterio de mi nacimiento. Dios Creador llenó a mi padre de gracias y me evitó a mí del pecado original. Le dijo el Ángel: «Joaquín, de tu obra nacerá una niña y se llamará María, y en Ella se obrarán grandes misterios, y Dios le dará poder para aplastar al enemigo y la llamarán todas las generaciones bienaventurada». Mi padre fue a Jerusalén y allí se juntó con mi madre; pasaron por la Puerta Estrecha, y el sacerdote, que antes le había repudiado y despreciado, le recibió con grandes honores, dándole la enhorabuena y recogiendo sus presentes. Al besar a mi madre se obró el misterio de mi nacimiento, de mi encarnación.
Luz Amparo:
Veo una luz como una espiga reluciente que, cuando besa Joaquín a Ana, se desgrana y entra dentro de ella. Están los dos en éxtasis, en un éxtasis de amor. Su tristeza ha desaparecido. ¡Ay, qué alegría tienen los dos, ay! Los dos cogidos de la mano salen del templo y a la salida gritan: «El Poderoso ha obrado en mí un gran misterio. De mi vientre nacerá la Madre del Mesías, y se le pondrá el nombre de Miriam, que quiere decir María, Madre de la Humanidad. Será la Torre de Marfil, la Casa de Oro, el Arca de la Alianza, donde serán guardados todos los misterios. ¡El medio que Dios pone a la Humanidad para que se encarne la Redención del mundo!».