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Santa María Goretti, virgen y mártir († 1902)

Su fiesta es el dia 6 de julio

Santa María Goretti —la Inés del siglo XX— nació el 16 de octubre de 1890 en Corinaldo (Ancona, Italia). Sus padres eran Luis y Asunta. Tuvieron seis hijos. Era una familia cristiana y muy humilde, vivían de la agricultura en una pequeña propiedad que poseía en su localidad natal. La precariedad económica de sus padres motivó que tuvieran que emigrar en varias ocasiones, hasta asentarse, como colonos, en las cenagosas tierras de Ferriere di Conta. Muy poco tiempo después, su padre moría víctima de la malaria.

Quedaron solos Asunta y los niños, el mayor de trece años. María, que era la segunda, animaba a su madre: «Mamá, no tengas miedo. Ya vamos siendo grandes. El Señor nos ayudará y ya verás cómo salimos adelante».

Asunta había de trabajar en los duros trabajos del campo. Pero no olvidaba la educación de sus hijos. Desde que aprendían a hablar, les enseñaba la señal de la cruz y a rezar las oraciones. Y ella rezaba con ellos.

Marietta, como llamaban cariñosamente a María, atendía sobre todo a las labores de la casa, arreglaba a los hermanos menores, iba por agua, guisaba, cosía. Además, tenía que atender a otras dos personas que vivían en la misma casa. Juan Serenelli y su hijo Alejandro, mozo de veinte años.

La violencia de una pasión

Alejandro era un muchacho normal, pero las malas lecturas le hicieron daño. Empezó a fijarse con malas intenciones en Marietta, que sólo tenía doce años, pero algo desarrollada para su edad. Una brutal pasión se encendió en Alejandro, que no pararía hasta intentar saciarla violentamente.

Dos veces la tentó y María se resistió. La tercera vez lo tenía todo bien medido. Su padre, Asunta y los niños estaban todos trillando en la era. María cosía en la escalera una camisa que Alejandro le había mandado remendar con la idea de que quedase sola en alguna habitación. Aprovechando que estaba sola, se acercó e intentó violarla. Ella se defendió fuertemente diciendo que prefería morir antes que pecar. Alejandro, viendo que no podía conseguirlo, con un punzón la infligió 14 heridas en vientre y pecho, dejándola mortalmente herida.

 

«Deseo que venga conmigo al Paraíso»

La trasladan a un hospital de la cercana localidad de Nettuno. Sufre una operación sin cloroformo con enorme entereza. Recibió con gran devoción el viático, teniendo entre sus manos la medalla de la Virgen Milagrosa. Le sugieren que perdone al asesino, y contesta: «Ya le perdoné mientras me hería. Le vuelvo a perdonar y deseo que venga conmigo al Paraíso». Poco después, la niña moría invocando a la Virgen. Era el 6 de julio de 1902. Hubo una inmensa conmoción en la comarca.

El heroísmo de María no fue improvisado. Las virtudes que mostró cercana su muerte —morir antes que pecar, perdón, entereza en el sufrimiento— eran fruto de una vida ejemplar. Con oración, modestia y trabajo se preparó.

Alejandro fue condenado a 30 años de cárcel. Pronto se arrepintió y sólo deseaba expiar su pecado. Una noche en un sueño vio a María que le ofrecía un ramo de flores. Él lo interpretó como un nuevo perdón, que le devolvió la paz. Por su buena conducta, le condonaron tres años de cárcel.

Al salir en 1929, trabajó como albañil, y un día fue a Corinaldo a pedir perdón a «mamá Asunta», y en la Misa de Nochebuena comulgaron juntos la madre y el asesino de su hija. Luego se retiró como criado a los capuchinos de Ascoli. Murió el año 1970, tras una vida piadosa y penitente.

El día 24 de junio del Año Santo 1950, fue un día grande en Roma. En la Plaza de San Pedro, Pío XII canonizaba a una niña, santa María Goretti. Se calcula que asistieron hasta medio millón de personas, entre ellas, los hermanos de la nueva santa y mamá Asunta, sentada en una silla de ruedas. Era la primera vez que una madre presenciaba la canonización de su hija. Alejandro siguió la ceremonia desde Ascoli… Cuatro años más tarde, mamá Asunta iba a reunirse con su Marietta en el Paraíso.

 

(Revista Prado Nuevo nº 17. Testigos del Evangelio)

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