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Treinta y dos años de una Comunidad Familiar llamada a compartir la Vida manifestada en Prado Nuevo

El Escorial, 20 de enero de 2022. – La Comunidad Familiar de Prado Nuevo cumple hoy 32 años de vida compartida. Los mensajes de la Virgen y el Señor en Prado Nuevo incluyeron muchas llamadas a hacer realidad el Reino de Dios en la tierra. Y, una de ellas, a constituir una comunidad de laicos que dedicase su vida a llevar ese mensaje a través de la atención humana y espiritual.

“Un día, el Señor le pidió -a Luz Amparo Cuevas, fundadora de la Obra de la Virgen en Prado Nuevo– construir una casa grande para vivir todos dentro apartados del mundo”, relata Julia Sotillo, fallecida el pasado año 2021, en un testimonio que recoge el vídeo elaborado con motivo de esta efeméride, que coincide con el 40 aniversario del primer mensaje de la Virgen en El Escorial. Julia Sotillo pertenecía a aquel primer grupo de hermanos. Junto a Miguel Martínez, ambos formaban el matrimonio para el que trabajaba Luz Amparo en el momento de las primeras manifestaciones sobrenaturales de la Virgen y el Señor.

“Y ella preguntó quién quería. Eso era libre”, explica también el testimonio de Julia Sotillo en el audiovisual. Así despertaron las apariciones de la Virgen en El Escorial una llamada personal y comunitaria a muchos que habían visto y oido, y a otros que han conocido después el fenómeno de Prado Nuevo y han querido unirse para hacer realidad el mensaje de María.

Esta realidad humana de familias responde a una realidad sobrenatural que comenzó años antes, el 14 de junio de 1981, fecha de la primera aparición de la Virgen. Una realidad humana fundada por la propia Luz Amparo Cuevas y representada en la Asociación Pública de Fieles “Reparadores de Nuestra Señora de los Dolores”. En ella, confluyen tres realidades que responden a tres maneras de vivir el mensaje de la Virgen: Hermanas Reparadoras, Comunidad Vocacional -formada por sacerdotes y consagrados- y Comunidad Familiar.

 

Una petición expresa; un mensaje universal

La Virgen y el Señor pidieron esta Comunidad Familiar en sus mensajes. Una petición a comunicar el mensaje de Prado Nuevo en tres ámbitos: el cristiano, en vida comunitaria, al estilo de las primeras comunidades de Jerusalén; el evangélico, en una labor social de misericordia a través de las Casas de Amor y Misericordia -atención a los ancianos de la sociedad, sin familia y sin recursos- y a través de necesidades concretas que demandan la Iglesia y la sociedad. Y, en tercer lugar, el espiritual, de apostolado.

El mensaje de la Virgen no se circunscribe ni a Prado Nuevo, lugar de las apariciones, ni a España. “El mensaje es universal”, subraya Miguel Martínez, y a esta universalidad responde la prolongación de la Obra en distintos países del mundo. Hoy, comparten también la devoción a Nuestra Señora de los Dolores comunidades marianas de fieles en México, República Dominicana, Colombia y Estados Unidos, entre otros.

La Virgen resumió la espiritualidad de la Obra de Prado Nuevo en su mensaje del 6 de junio de 1992 a Luz Amparo Cuevas: “Humildad. Unión, amor y paz. Y quiero que se extienda por todas las partes del mundo. La Paz, el amor entre los hombres y la unidad es muy importante, hija mía”. “La Paz, el amor y la unidad es muy importante”.

 

Una vida cotidiana para crecer juntos en la fe en torno a María

La experiencia humana y cristiana de los miembros de la Comunidad Familiar ha generado más vida. El don de los hijos y el crecimiento del número de miembros a lo largo de los años son frutos visibles de un modo radical de vivir hoy el Evangelio.

Junto a los grandes dones, la cotidianidad más propia de Nazaret se sucede en la gran casa, donde los padres educan a sus hijos en una fe que comparten con los demás en cada momento de cada día. En la mesa de la Eucaristía y de los alimentos; en el colegio, en los juegos, en la capilla y en cada instante.

El carisma mariano mueve así en cada circunstancia a la santidad personal, familiar y comunitaria. Y en medio, Nuestra Señora de los Dolores. La vida de la Comunidad Familiar se revitaliza cada día en torno al fresno de las apariciones con el rezo diario del Rosario y el rezo semanal del Viacrucis, a cargo de los más pequeños.

La Comunidad Familiar se constituyó el 20 de enero de 1990 y fue aprobada canónicamente por el Arzobispado de Madrid el 14 de junio de 1994. La Obra de la Virgen en Prado Nuevo cuenta así con una comunidad dedicada en el seno de la Iglesia a transmitir la alegría de la fe compartida en una misión con sello mariano.