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Última cena de Jesús con sus discípulos (S. Alfonso María de Ligorio)

 

CAPÍTULO III

Sabiendo Jesús, dice San Juan, que había llegado la hora de su tránsito de este mundo al Padre, como hubiese amado a los suyos que tenía en el mundo, los amó hasta el fin[1]. Sabiendo nuestro amantísimo Salvador que se acercaba el tiempo de su muerte, en el cual había de abandonar este nuestro destierro, y habiendo amado hasta entonces a los hombres con entrañable amor, quiso al fin de su vida dejarnos la mayor prenda de amor que podía. Sentado a la mesa, e inflamado de amor su corazón, se vuelve a sus discípulos y les dice: Con deseo he deseado comer con vosotros esta pascua[2]. Dirigiéndose a sus apóstoles y a la vez a todos los hombres, les dijo: «Sabed, amados hijos, que durante todo el curso de mi vida he estado suspirando por celebrar con vosotros esta cena, porque al terminarla voy a sacrificarme por vuestra salvación».

¿Tan grande es, Jesús mío, el deseo que tenéis de dar la vida por vuestras miserables criaturas? Este vuestro deseo enciende en nuestros corazones un ansia vivísima de padecer y morir por vuestro amor, ya que tanto deseáis padecer y morir por el nuestro. Amado Redentor mío, dadnos a entender, lo que de nosotros pedís, que estamos dispuestos a complaceros, pues anhelamos tener ocasión para ello, por el deseo de corresponder, en parte al menos, al grande afecto que nos habéis demostrado. Avivad de continuo en nuestros corazones esta dichosa llama, que nos purifique de todos los afectos desordenados, a fin de que sólo pensemos en corresponder al amor de vuestro enamorado corazón.

Sobre la mesa del festín estaba el cordero pascual, figura de nuestro Salvador; y así como en aquella cena se consumía el cordero, así también el mundo debía contemplar al día siguiente inmolado en el ara de la Cruz a Jesucristo, Cordero de Dios. En aquella noche tuvo San Juan la dicha inefable de recostarse sobre el pecho de Jesús[3]. ¡Dichoso discípulo, que apoyando vuestra cabeza sobre el pecho del Maestro pudisteis conocer toda la ternura que atesoraba el corazón de nuestro amante Redentor en favor de las almas que le aman!

¡Dulcísimo Señor mío!, más de una vez me habéis favorecido con gracia tan señalada, y tuve también ocasión de conocer el cariño y el afecto que me teníais cuando me habéis iluminado con celestiales luces y consolado con dulzuras inefables; y, esto no obstante, no os he guardado fidelidad. No permitáis que a vuestras bondades responda en adelante con mi ingratitud; si me aceptáis y me socorréis con vuestra gracia, me entrego del todo a Vos.

Levántase Jesús de la mesa y quítase sus vestidos, y habiendo tomado una toalla se la ciñe. Echa después agua en un lebrillo y pónese a lavar los pies de los discípulos y a limpiarlos con la toalla que se habla ceñido[4].

Mira, alma mía, a Jesús que se levanta de la mesa, se quita los vestidos, toma un blanco lienzo, se lo ciñe, echa agua en un lebrillo, arrodíllase delante de sus discípulos y comienza a lavarles los pies. ¡Cómo el Rey del universo, el Unigénito del Padre, se abate hasta lavar los pies de sus criaturas! ¡Ángeles del Cielo!, ¿qué decís? Grande favor les hubiera otorgado Jesús si les hubiera permitido lavarle sus divinos pies con las lágrimas de ellos, como se lo otorgó a la Magdalena. Mas para dar al fin de su vida tan grande ejemplo de humildad y muestra señaladísima del infinito amor que nos tenía, Él es el que se pone a los pies de sus esclavos para lavárselos.

Y nosotros, Señor, ¿proseguiremos siendo tan soberbios que no podamos sufrir una palabra de desprecio, una simple desconsideración, sin que alimentemos en nuestro corazón sentimientos de rencor y de venganza? Y, ¡sin embargo!, por nuestros pecados hemos merecido ser pisoteados por los demonios del Infierno. ¡Oh Jesús mío!, ¡ojalá que vuestro ejemplo nos aliente a estimar los desprecios y las humillaciones! De hoy en adelante os prometo sufrir por vuestro amor las injurias y las afrentas que recibiere.

[1] Jn 13, l

[2] Lc 22, 15

[3] Jn 13, 25

[4] Jn 13, 4-5

(Texto de San Alfonso María de Ligorio sobre la Pasión del Señor)

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