Cómo se inició todo

El 14 de junio de 1981, domingo de la Santísima Trinidad, se iniciaron las denominadas «apariciones del Escorial». Luz Amparo Cuevas fue la persona agraciada por esta revelación mariana en la finca de «Prado Nuevo» en El Escorial (Madrid). A esta fecha tan significativa, precedieron algunas manifestaciones previas del Señor y de la Virgen, desde noviembre de 1980.

Aquel día, testimonia Luz Amparo que pudo contemplar a la Virgen de los Dolores sobre un fresno, que a partir de entonces se convierte en el centro de reunión de multitud de personas, a lo largo de los años, para orar con especial devoción, sobre todo la plegaria predilecta de María: el Rosario.

Nuestra Señora le pidió que se construyera allí una capilla en su honor para meditar la Pasión de su Hijo «que está completamente olvidada». Y añadió: «Si hacen lo que yo digo, habrá curaciones. Este agua curará (se refiere a la que mana de la fuente que allí se encuentra). Todo el que venga a rezar aquí diariamente el santo Rosario, será bendecido por mí. Muchos serán marcados con una cruz en la frente. Haced penitencia. Haced oración».

Pero las manifestaciones no comenzaron en Prado Nuevo. Luz Amparo recibió mensajes de El Señor desde el 13 de noviembre de 1980 en el municipio de San Lorenzo de El Escorial. Sus primeras palabras fueron: "Hija, reza por la paz del mundo y por la conversión de los pecadores; que el mundo está en un gran peligro". También Luz Amparo comenzó a recibir los estigmas de la Pasión de El Señor el 15 de noviembre de ese mismo año. Luz Amparo relataba un mensaje de El Señor así: "Hija mía, esta es la Pasión de Cristo; la tienes que pasar entera”. Contesto: “Yo no lo resisto”. Él me dice: “Si tú, en unos segundos no lo resistes, cuánto pasaría Yo, horas enteras, en una cruz, muriendo por los mismos que me estaban crucificando”. Me pregunta el Señor si acepto y yo le respondo: “Con tu ayuda, Señor, lo soportaré”. Continúa el Señor: “Por cada dolor, hija mía, se convertirán trescientas almas”.

Estos extraordinarios acontecimientos se fueron propagando con una resonancia constante y en aumento hasta saltar incluso nuestras fronteras. Con el paso del tiempo, muchas personas se ha visto beneficiadas con su visita a Prado Nuevo —donde se reúnen los fieles diariamente a orar, y especialmente los primeros sábados de mes—, sintiendo que sus vidas cambiaban, acercándose a la Iglesia y a los sacramentos, y creciendo en obras de caridad con el prójimo.

Las manifestaciones de El Señor y la Virgen continuaron hasta el 4 de mayo de 2002, fecha en la que finalizaron los mensajes. El Señor dijo en aquella ocasión "Sólo pido, hijos míos, que meditéis todos los mensajes, que todo se va cumpliendo; meditad desde el primero hasta el último, veréis cómo todo lo que se ha dicho, se cumple". También añadió "No habrá más mensajes, pero habrá bendiciones muy especiales y marcas que quedarán selladas en las frentes".

"Acudid a este lugar, hijos míos, que todos seréis marcados y bendecidos con bendiciones muy especiales; y meditad todos los mensajes. Hijos míos, ¡qué duro está vuestro corazón! ¿No os enternecen estas palabras tan tiernas de vuestra Madre del Cielo, hijos míos? Arrepentíos, hijos míos, y convertíos, no ofendáis más al Señor —¡está tan ofendido!—, que sólo pido oración, sacrificio y penitencia para poder reparar tantos pecados como se cometen en el mundo. Os dije que los siete pecados capitales el demonio los lleva en triunfo; hace falta que los hombres vuelvan la mirada a Dios y se arrepientan, y vivan una vida santa de amor y de entrega a Dios. Muchos fariseos viven no según el espíritu, sino según la carne y los vicios".

Video que se hizo con ocasión del 25 aniversario (2007)

Prado Nuevo Fuente de Espiritualidad (1999)

La primera Comunidad Familiar

Aquella comunidad incipiente fundada por Luz Amparo, nacida el tres de enero de 1989, estaba compuesta al empezar por sólo cinco personas. Se dedicaban a ayudar en las necesidades de las casas abiertas entonces: la que acogía a mayores en El Escorial y la de Reparadoras en Peñaranda de Duero. Ésta ha sido siempre una de las características de la Comunidad Familiar: ofrecer su apoyo y ayuda a las casas de “amor y misericordia” en cualquier necesidad.

En septiembre y octubre del mismo año 1989, Luz Amparo tenía frecuentes reuniones con el denominado coloquialmente «Grupo» (quienes más compartían y trataban con ella), e insistía a los que lo formaban sobre el deseo de la Virgen en sus mensajes: «…desprendeos de todos vuestros bienes y ponedlos todos en comunidad, como los primeros cristianos. Y que no sea nada vuestro; que lo vuestro sea de todos» (7-X-1989). Es entonces cuando varias familias, queriendo realizar el deseo de la Santísima Virgen y animadas por Luz Amparo, toman la decisión de dar este paso poco habitual en la Iglesia: comenzar a vivir en comunidad tratando de imitar el ejemplo de los primeros cristianos.

Instalaciones adecuadas

Lo primero que hicieron es ponerse a buscar en El Escorial un lugar que reuniera las condiciones necesarias para empezar a convivir esa treintena de personas. Recorriendo la villa, fueron mirando chalets que se vendían, pero no se ajustaban a las necesidades. Casual y providencialmente, mientras repasaban las páginas del periódico, encontraron un anuncio en el que ponían a la venta una finca grande con una casa amplia en El Escorial. Cuando se acercaron a verla, comprendieron que había sido providencial encontrar ese anuncio, pues el lugar era idóneo: varias hectáreas de terreno y una vivienda suficiente para iniciar esa nueva vida. Y por si fuera poco, muy próxima a Prado Nuevo, a diez minutos andando. Verdaderamente la divina Providencia había intervenido una vez más en esta Obra, para que las seis familias pioneras comenzaran su andadura de vida comunitaria.

Imagen de la Virgen Inmaculada en la capilla de la Comunidad Familiar.
Momento de la comida en un día de convivencia (Luz Amparo a la dcha.)

Ilusión y esperanza

Cada familia puso en común todos los bienes que poseían, y a la venta sus propiedades. De este modo, consiguieron reunir el dinero necesario y compraron esa finca que llevaba el nombre de «La Magdalena».

Antes de empezar a vivir en ella, fueron necesarias algunas obras de readaptación que se realizaron rápidamente. Una vez concluidas, el día 20 de enero de 1990, seis familias —alrededor de treinta personas en total—, fiadas en la divina Providencia, dieron, sin mirar atrás, el crucial paso, y comenzaron la nada fácil vida comunitaria. Con una gran ilusión y esperanza, verdaderamente con un solo corazón y una sola alma, vivían como si sólo de una familia se tratara, ayudándose los unos a los otros con verdadero amor y con una total disponibilidad, dispuestos a colaborar con una generosidad excepcional en lo que necesitasen las dos casas abiertas por Luz Amparo en aquel entonces. A estos primeros miembros se irían añadiendo otros, así como familias deseosas de vivir según el estilo de las primeras comunidades cristianas.

Desde el primer momento, la Comunidad estuvo orientada y guiada por el instrumento de Dios, Luz Amparo, con sus consejos y enseñanzas, procurando hacer vida el lema que tenían: “Amor, Unión y Paz”.

Aprobación eclesial

El 14 de junio de 1994, el entonces Cardenal de Madrid, D. Ángel Suquía, aprobaría la Comunidad Familiar como sección de la Asociación Pública de Fieles “Reparadores de la Virgen de los Dolores”. Como fruto de esta Comunidad y con la llegada de hombres jóvenes y mayores solteros que se incorporaron después, por inspiración de Luz Amparo y guiada por ella, se formó la Comunidad Vocacional, para que los miembros vivieran la entrega a esta Obra observando los tres consejos evangélicos —castidad, pobreza y obediencia—, para dedicarse, según su vocación particular, unos al trabajo y oración, y otros a secundar su vocación al sacerdocio, primero en la formación del Seminario y luego en el ministerio sacerdotal. El 14 de junio de 1994, el Cardenal de Madrid, D. Ángel Suquía, también les aprobó como rama de la Asociación Pública de Fieles.