Novena a san Juan Pablo II
INTRODUCCIÓN
La espiritualidad de Prado Nuevo está íntimamente relacionada con Juan Pablo II ya que los mensajes dados por el Señor y la Virgen fueron durante su pontificado. La Virgen se refirió a él como “mi amado hijo, el papa Juan Pablo II”.
Por tanto, vamos a hacer una novena los próximos días a san Juan Pablo II, no como a un santo más sino como alguien del que llegó a decir el Señor en un mensaje: “después de Pedro, el santo más santo de todos los papas”. “El Santo Padre, hijos míos, os lo repito: un varón santo en la Tierra, mártir por la Humanidad, que une a los pueblos y a naciones enteras. Ése es un santo varón”.
La Virgen en otra ocasión dijo: “quiero que se haga una estatua en honor a mi nombre, con el escudo de mi amado hijo, el Vicario de Cristo; también con el color amarillo y blanco”. Este es uno de los dos cuadros pintados por Elvira Soriano que conocemos como “Virgen Gloriosa”.
En estos tiempos tan inciertos, en los que suenan tambores de guerra, en los que se habla de bombas atómicas, acudamos a Juan Pablo II para que nos alcance de Dios la gracia de la paz.
Oración para cada día:
Oh Dios, rico en misericordia, que has querido que San Juan Pablo II, papa, guiara toda tu Iglesia, te pedimos que, instruidos por sus enseñanzas, nos concedas abrir confiadamente nuestros corazones a la gracia salvadora de Cristo, único redentor del hombre. Él que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.
REFLEXIONES DIARIAS:
Primer Día
Querido San Juan Pablo II, vamos a recordar en esta novena aquellas palabras que marcaron tu pontificado para que nos ayuden a ser buenos hijos de la Iglesia en estos tiempos difíciles que nos ha tocado vivir.
Tú nos dijiste: ¡Buscad a Cristo! ¡Mirad a Cristo! ¡Vivid en Cristo! Este es mi mensaje: «Que Jesús sea “la piedra angular” de vuestras vidas y de la nueva civilización que, en solidaridad generosa y compartida tenéis que construir. No puede haber auténtico crecimiento humano en la paz y en la justicia, en la verdad y en la libertad, si Cristo no se hace presente con su fuerza salvadora». ¿Qué significa construir vuestra vida en Cristo? Significa dejaros comprometer por su amor.
"El futuro comienza hoy, no mañana" Entonces, al iniciar nuestros nueve días contigo, te damos gracias por recordarnos que, con la ayuda de Dios, podemos comenzar de nuevo, pero necesitamos empezar ahora, no en algún momento en el futuro. Tus palabras nos animan y motivan. Por favor, acompáñanos a medida que avanzamos en estos nueve días en oración.
Segundo Día
Querido Juan Pablo, nos dijiste: Jesucristo es un amor que pide coherencia en el propio comportamiento, que exige acomodar la propia conducta a la doctrina y a los mandamientos de Jesucristo y de su Iglesia; un amor que llena nuestras vidas de una felicidad y de una paz que el mundo no puede dar (cf. Jn 14, 27), a pesar de que tanto la necesita. No tengáis miedo a las exigencias del amor de Cristo. Temed, por el contrario, la pusilanimidad, la ligereza, la comodidad, el egoísmo; todo aquello que quiera acallar la voz de Cristo que, dirigiéndose a cada una, a cada uno, repite: “Contigo hablo, levántate” ( Mc 5, 41).
Te suplico que nunca, nunca renuncies a la esperanza, nunca dudes, nunca te canses y nunca te desanimes. No tengas miedo. Con tu ayuda, santo padre, no renunciaré a mi esperanza, seré constante y sin miedo.
Tercer Día
Querido San Juan Pablo, nos dijiste: Mirad a Cristo con valentía, contemplando su vida a través de la lectura sosegada del Evangelio; tratándole con confianza en la intimidad de vuestra oración, en los sacramentos, especialmente en la Sagrada Eucaristía, donde Él mismo se ofrece por nosotros y permanece realmente presente. No dejéis de formar vuestra conciencia con profundidad, seriamente, sobre la base de las enseñanzas que Cristo nos ha dejado y que su Iglesia conserva e interpreta con la autoridad que de Él ha recibido.
No tengas miedo de moverte en lo desconocido. Simplemente sal sin miedo sabiendo que Él está contigo, por lo tanto, ningún daño puede sobrevenirte; todo está muy, muy bien. Haz esto en completa fe y confianza. Ayúdame, santo padre, a tener esa fe grande en Dios. Permanece conmigo en todo momento como mi intercesor y guía espiritual hasta que llegue al Cielo.
Cuarto Día
Si tratáis a Cristo, oiréis también vosotros en lo más íntimo del alma los requerimientos del Señor, sus insinuaciones continuas. Jesús continúa dirigiéndose a vosotros y repitiéndoos: “Contigo hablo, levántate”, especialmente cada vez que no seáis fieles con las obras a quien profesáis con los labios. Procurad, pues, no separaros de Cristo, conservando en vuestra alma la gracia divina que recibisteis en el bautismo, acudiendo siempre que sea necesario al sacramento de la reconciliación y del perdón.
Querido San Juan Pablo, al igual que San Pablo, quien describió su viaje como una carrera, me dices que la vida con Jesús es una aventura maravillosa. La vida no es una carrera corta para mí, sino un maratón sinuoso con sus curvas, con sus altos y bajos. Ayúdame, estando conmigo mientras lucho en esta carrera hacia Cristo.
Quinto Día
¡No tengáis miedo de mirarlo a Él! Mirad al Señor con ojos atentos y descubriréis en Él el rostro mismo de Dios. Jesús es la palabra que Dios tenía que decir al mundo. Es Dios mismo que ha venido a compartir vuestra misma existencia. ¡Al contacto de Jesús despunta la vida! Lejos de Él, sólo hay oscuridad y muerte. Vosotros tenéis SED de vida, de vida ETERNA.
Querido San Juan Pablo, nos dices: “No os abandonéis a la desesperación. Somos el pueblo pascual y aleluya es nuestra canción”. Ayúdanos para permanecer alegres en esta maravillosa aventura. Ayúdanos siempre para tener un verdadero gozo cristiano en el camino de la vida. Ayúdame siempre a hacer la voluntad de Dios en mi vida.
Sexto Día
Si lucháis por llevar a la práctica este programa de vida enraizado en la fe y en el amor a Jesucristo, seréis capaces de transformar la sociedad, de construir un mundo más humano, más fraterno, más cristiano. Todo ello parece quedar resumido en la escueta frase del relato evangélico: “Se puso en pie inmediatamente y echó a andar” (Mc 5, 42). Con Cristo también vosotros caminaréis seguros y llevaréis su presencia a todos los caminos, a todas las actividades de este mundo, a todas las injusticias de este mundo. Con Cristo lograréis que vuestra sociedad se ponga a andar recorriendo nuevas vías, hasta hacer de ella la nueva civilización de la verdad y del amor, anclada en los valores propios del Evangelio y principalmente en el precepto de la caridad; el precepto que es el más divino y el más humano.
Tú nos dijiste “de vosotros depende una renovada vitalidad del pueblo de Dios”. Ayúdanos a transformar a la sociedad y construir un mundo mejor en nuestra vida concreta de cada día.
Séptimo Día
San Juan Pablo II nos enseñó que el cuerpo es algo más que una posesión o un instrumento, hace falta una imagen mejor para describirlo. Puede servir comparar el cuerpo con la casa que habitamos, pensando la casa como hogar, como el sitio donde cada uno es él mismo. En el hogar se está a gusto porque la persona se sabe aceptada, acogida. Y por eso el hogar la hace capaz de recibir a otros. Así la persona que tiene un hogar lo lleva consigo a donde quiera que vaya, porque ese hogar forma parte de su propio ser. ¿No hay muchos hombres que van creando hogar allí donde pasan, personas acogedoras que parece que ofrecen siempre, con su sola presencia, un sitio para sentirse a gusto?
Santo Padre enséñanos a ser hogar para todos los que nos rodean, a saber escuchar, ayúdanos a ver a Dios en el prójimo.
Octavo Día
En el último viaje a España en 2003, san Juan Pablo II nos recordó la misión de nuestra nación ante el mundo: “España evangelizada, España evangelizadora, ese es el camino”.
Nos dijo: “No descuidéis nunca esa misión que hizo noble a vuestro País en el pasado y es el reto intrépido para el futuro”. Se puede ser moderno y profundamente fiel a Jesucristo. Vosotros, los jóvenes, sois la gran esperanza del futuro de España y de la Europa cristiana. El futuro os pertenece. Sois depositarios de una rica herencia espiritual que debe ser capaz de dinamizar vuestra vitalidad cristiana, unida al gran amor a la Iglesia y al Sucesor de Pedro.
Vosotros sois la esperanza del Papa, sois la esperanza de la Iglesia y de la sociedad. ¡Hasta siempre España! ¡Hasta siempre, tierra de María!
Noveno Día
Queridos jóvenes, en vuestra existencia ha de brillar la gracia de Dios, la misma que resplandeció en María, la llena de gracia.
Ciertamente, en el Rosario aprendemos de María a contemplar la belleza del rostro de Cristo y a experimentar la profundidad de su amor. Al comenzar esta oración, por lo tanto, dirijamos la mirada a la Madre del Señor, y pidámosle que nos guíe hasta su Hijo Jesús.
Su lema era "Totus tuus", o "Todo tuyo soy, María". Querido san Juan Pablo, el camino más seguro y recto hacia Cristo es a través de Su Madre. Cuando me pierda en las zarzas de la vida, pide a Nuestra Señora que venga a rescatarme y me traiga de vuelta al camino en el que Jesús me quiere. Enséñame a amar a María con esa confianza que tú tuviste en ella.