web analytics
Sin comentarios aún

Antonio Bebiano

 

Antonio Bebiano es uno de los numerosos peregrinos que vienen, cada mes, desde Portugal en peregrinación hasta Prado Nuevo. Son miles ya los que desde la nación lusitana han pasado por El Escorial, siendo beneficiados por las abundantes gracias que aquí derrama la Madre de Dios. Son incontables sus testimonios cantando las maravillas realizadas por la Virgen en sus vidas al pisar Prado Nuevo. Antonio es uno de ellos; tan sólo hace un año que pisó por vez primera este lugar, y fue tocado por la Gracia de modo sorprendente. Hoy, nos cuenta su reciente e interesante experiencia como peregrino desde Fátima a El Escorial.

 

Cuando hace un año vine por primera vez, por las manos inmaculadas de la Santísima Virgen, a este lugar bendito de Prado Nuevo, yo era como la mayoría de las personas que anda en busca de la “felicidad” —tan anhelada por todos— o del reconocimiento, asentimiento y hasta del mismo consuelo de los demás. Vivía en la dependencia emocional de los afectos que los más allegados querían o podían proporcionarme. Y me encontraba frágil debido a las circunstancias y problemas de la vida —sociales, políticos y económicos—, propios de esta generación y de una vida centrada en mí mismo. Pronto, me dejé llevar por el desánimo y la infelicidad.

 

Mi primera visita a Prado Nuevo

Pero el milagro aconteció, y mi vida cambió, después de haber sentido un gran y profundo amor de la Madre celestial, que me concedió de forma tan inesperada en Prado Nuevo.

En el inicio de mi conversión, pude sentir cambios extraordinarios, tanto físicos, como emocionales. De repente, descubrí que todos somos llamados a participar de la inmensa alegría que supone descubrir la Iglesia como Cuerpo Místico de Cristo. Todo esto lo pude sentir y vivir: la experiencia de una Iglesia viva. Ha sido en su seno donde he aprendido a rezar, a alabar y a adorar a Dios; también a practicar la humildad y la caridad, virtudes tan necesarias para nuestra salvación.

Mi ansiedad, miedo o ira fueron sustituidos por puro amor. Movido precisamente por ese amor, me consagré a Jesús, por las manos inmaculadas de María, el pasado día 13 de mayo en Portugal. De esta manera, somos llamados, con pequeñas o grandes llamadas interiores, a participar más plenamente en la vida cristiana. En mi caso, sentí una llamada para hacer un cambio en mi vida; no podía quedarme indiferente ante las palabras con las que Jesús nos invita incesantemente a recorrer el camino de la fe: «Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida» (Jn 14, 6). Inspirado por estas palabras del Señor, tomé la resolución de dar inicio a mi peregrinación, enlazando estos dos santos lugares —Fátima y Prado Nuevo—, donde la Santísima Virgen se manifestó de forma tan semejante, y que personalmente más me tocaron.

 

Peregrinación: dificultades y bendiciones en 500 kilómetros.

Inicié mi peregrinación en el día 14 de mayo de 2013, partiendo de Fátima con dirección a Prado Nuevo por María, peregrinando entre los dos santuarios con la Virgen en mi corazón y la oración, que siempre me acompañó hasta llegar a mi destino, El Escorial, donde me esperaba el amor maternal de María. Con esta ilusión, caminé durante dos semanas recorriendo a pie más de 500 kilómetros.

¿Cuántas comidas, alojamiento o ayudas he recibido por el camino? Muchas. Hasta ayudas monetarias que me dieron sin haberlas pedido. ¿Cómo explicar todas estas situaciones? En todas ellas, incluso en aquéllas en que sentí la indiferencia de algunas personas, la falta de caridad o el rechazo, he podido darme cuenta de que formaban parte de mi camino como cristiano, pues para imitar a Cristo tenemos que crecer interiormente y no es mayor el discípulo que el maestro.

¿Cómo explicar lo que sentí una noche ante la indiferencia, la falta de caridad, el frío, el hambre y la falta de confort, a semejanza de la Sagrada Familia en el día del nacimiento del Redentor? Nada, absolutamente nada, es comparable al testimonio que el Espíritu Santo nos transmite así tan directa e inequívocamente. Después de 15 días de peregrinación, llegué a Prado Nuevo en El Escorial el día 28 de mayo, antes de lo previsto.

Os quiero también animar para que continuéis en este caminar como peregrinos, donde, tal como me ha ocurrido a mí, encontréis el verdadero Amor. ¡Vale la pena apartarnos de nuestro confort, de la rutina de nuestra vida, para recorrer con devoción este camino de entrega y sumisión! Sin dudar jamás que, por la gracia de Dios, seréis capaces de hacerlo.

¡No tengáis miedo!

Antonio Bebiano

 

rosario-Antonio

 

Artículo publicado en Terras do Polóme, Portugal

Antonio, un peregrino mariano. De Fátima a Prado Nuevo

Antonio Bebiano Correia, 48 años, empresario agrícola en el área forestal, residente en la región de Caldas da Rainha/Bombarral, sintió la llamada de Nuestra Señora y decidió consagrarle su vida el pasado 13 de mayo, según el ritual de S. Luis Mª Grignion de Monfort. El año pasado visitó Prado Nuevo en El Escorial (…). Antes, no tenía una vivencia religiosa y regular. Iba a Misa «fazendo um frete» («haciendo un favor»), confiesa. Hoy frecuenta varios grupos de oración en Lisboa y alrededores, y encara la vida terrena como un pasaje para algo mucho mejor, después.

Decidió hacerse peregrino para señalar su consagración a María y formar un lazo, yendo a pie, entre los dos santuarios marianos de la Península Ibérica: Fátima y Prado Nuevo, en El Escorial (Madrid).

Lo encontramos, el pasado 16 de mayo, en el entroncamiento de la carretera municipal 433 con la IC8, pidiendo información sobre el mejor camino para Proença a Nova, donde tenía intención de pernoctar (…).

Prosiguió su peregrinación apoyado en el bastón que él mismo había modelado y cuya cabeza tiene forma de una paloma, símbolo del Espíritu Santo.

Amigo Antonio Bebiano Correia, que todo vaya lo mejor posible. Y, al fi nal de tu peregrinación, por si acaso, pide a Nuestra Madre que interceda por este otro Antonio que aquí se quedó.

Antonio Manuel M. Silva

 

(Revista Prado Nuevo nº 6. Testimonio)

 

Leer más “Testimonios”

Publicar un comentario