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El cardenal Rouco y su enésima muestra de amor a la Virgen

La Obra de la Virgen en Prado Nuevo ha palpado siempre el amor del cardenal Rouco por nuestra Madre. Ha sido una constante en su vida apostólica. Desde la propia Santa María, patrona de Villalba, su localidad natal, hasta la advocación madrileña de la Almudena. Porque la Virgen es la reina de la Iglesia; el nexo de la comunión en la que él fundamentó su lema episcopal. Por eso, el cardenal escuchó siempre con gran acogida el mensaje de la Virgen a Luz Amparo Cuevas y permitió dar los pasos necesarios para que el mensaje se hiciese realidad junto a tantas bendiciones concedidas.

 

 

La última manifestación de su condición mariana tuvo lugar el pasado sábado. El cardenal aceptó la invitación a presidir la celebración del 25º aniversario de la Coronación Canónica de la Virgen de la Herrería, patrona de El Escorial. Y en ella, representantes de la Comunidad Familiar y de las Hermanas Reparadoras mantuvieron con él un doble encuentro: eclesial, primero, en torno a la Eucaristía y a la fiesta de la Virgen. Y fraterno después.

Al término de la Eucaristía, D. Antonio María dirigió unas palabras de cariño a los representantes de la Obra y pidió extenderlas al resto. Al igual que su bendición. La vida del cardenal está tan arraigada a Prado Nuevo que cada encuentro con él supone un motivo de agradecimiento a la Virgen por la ayuda de sus pastores.