Hay muchas “fechas señaladas” en la Obra de Prado Nuevo en estos meses de mayo y junio, desde el comienzo de estas manifestaciones de María y que en alguna ocasión ya hemos comentado (*), pero hoy nos vamos a centrar en el último mensaje del Señor y la Virgen a Luz Amparo el 4 de mayo de 2002, un momento que nadie imaginamos que llegaría y que a todos nos causó un gran desamparo: dejábamos de recibir la palabra directa de la Virgen pues “estaba todo dicho”. Nos quedaba meditarlo y extenderlo.
Repasemos, por su gran importancia, algunas de sus últimas palabras:
La Virgen:
“Hija mía, aquí estoy como Madre de amor y Madre de misericordia; hoy vengo con el manto de oro, hija mía, este manto no tiene fin; en él está grabado el amor de los hombres. Cada rosa, hija mía, es una oración que ha salido de boca de los hombres con amor”.
El Señor:
“…Sólo pido, hijos míos, que meditéis todos los mensajes, que todo se va cumpliendo; meditad desde el primero hasta el último, veréis cómo todo lo que se ha dicho, se cumple.
Amad a la Iglesia, no la critiquéis porque los hombres fallen; la Iglesia prevalecerá en pie. Por eso pido que los sacerdotes se dediquen al ministerio y recojan a las ovejas perdidas y dejen de ser funcionarios, que con amor y con ternura conquisten a las almas para el rebaño de Cristo, que todo se ha convertido en pasiones y placeres.
Meditad los mensajes. No habrá más mensajes, pero habrá bendiciones muy especiales y marcas que quedarán selladas en las frentes. Acudid a este lugar, hijos míos, que todos seréis marcados y bendecidos con bendiciones muy especiales; y meditad todos los mensajes”.
*Ver la sección “Historia de las apariciones” de esta página.
Nota: respondiendo a preguntas de peregrinos si Luz Amparo tuvo mensajes del cielo con posterioridad a esta fecha de mayo de 2002 hasta su fallecimiento, el 17 de agosto de 2012, confirmamos que sí, así fue, de forma privada, hasta el último momento de su vida entre nosotros.