Bajo el título "Vivamos la Cuaresma junto a San José" nos preparamos para el inicio del año de las familias el próximo 19 de marzo, festividad de San José.

«Todos pueden encontrar en San José —el hombre que pasa desapercibido, el hombre de la presencia diaria, discreta y oculta— un intercesor, un apoyo y una guía en tiempos de dificultad», escribió el Papa en la carta apostólica Patris corde.

Esta festividad está inmersa en el «tiempo fuerte» de la Cuaresma, tiempo que «…nos ofrece una vez más la oportunidad de reflexionar sobre el corazón de la vida cristiana: la caridad…. la atención al otro conlleva desear el bien para él o para ella en todos los aspectos: físico, moral y espiritual», decía el Papa emérito en su Mensaje para la Cuaresma de 2012.

«Interesarse por el hermano significa abrir los ojos a sus necesidades. La Sagrada Escritura nos pone en guardia ante el peligro de tener el corazón endurecido por una especie de «anestesia espiritual» que nos deja ciegos ante los sufrimientos de los demás.

La humildad de corazón y la experiencia personal del sufrimiento pueden ser la fuente de un despertar interior a la compasión y a la empatía: «El justo reconoce los derechos del pobre, el malvado es incapaz de conocerlos» (Pr 29,7). Se comprende así la bienaventuranza de «los que lloran» (Mt 5,4), es decir, de quienes son capaces de salir de sí mismos para conmoverse por el dolor de los demás. El encuentro con el otro y el hecho de abrir el corazón a su necesidad son ocasión de salvación y de bienaventuranza.»

En la sección "Hablan los Papas" recordamos la Carta Encíclica Ecclesia de Eucharistia de San Juan Pablo II. La pandemia ha alejado a los fieles de los templos, algo que es un hecho hoy en día, por eso, a las puertas de la Cuaresma, meditamos sobre algunas frases de San Juan Pablo II en su Carta Encíclica «Ecclesia de Eucharistia», porque como él nos decía «la Iglesia vive de la Eucaristía»

Continuando con el artículo del número anterior "El Misterio de la Santísima Trinidad" Luz Amparo describe de forma muy gráfica cómo vio en una visión este Misterio de Dios uno y trino.

En la sección "Fechas señaladas" transcribimos un testimonio de Miguel Martínez, en febrero de 1985, testigo excepcional de «las apariciones de El Escorial».