Basado en la frase de Jesús “por sus frutos los conoceréis” (Mt 7, 16), la Iglesia establece la presencia de estos frutos como uno de los criterios de veracidad y aunque no son criterios absolutos, su presencia si favorece el camino de la aprobación de una manifestación de la Virgen María, del Señor, o de los Santos.
Los frutos que más se estudian, son: las conversiones, las vocaciones sacerdotales, el ambiente favorable para profundizar en los sacramentos, especialmente el de la reconciliación, el florecimiento de la sana doctrina de los apóstoles y las Obras.
En las apariciones de la Virgen en Prado Nuevo, todos estos criterios se cumplen. Las conversiones dieron como fruto la formación de las diferentes comunidades que componen la Obra de El Escorial.
La comunidad familiar, que ya está por su tercera generación, es un ejemplo vivo de los frutos de esta manifestación de la Virgen, y más aún cuando la propia Iglesia acompaña con sus consejos, la vida de todas estas comunidades, no exentas de dificultades, pero llenas de indudables signos de religiosidad cristiana.
El florecimiento de una sana doctrina se refleja en los más jóvenes de las comunidades, que siguen las enseñanzas de sus mayores en el seno de la Iglesia, formándose y creciendo en edad, amor a Dios y a la Iglesia, y sin duda, en amor a la Santísima Virgen.
Estas comunidades de familias, y de otras consagraciones derivadas de Prado Nuevo, mantienen vivo el carisma de estas manifestaciones marianas, y entre sus miembros se encuentran numerosos “convertidos a la fe católica” gracias a la presencia de María en este lugar.