Nuevamente lo consiguió. Conrado Martínez, presidente de la Fundación Madrina, tuvo la inspiración de acercar la Navidad a los más pobres, a los niños y a las madres que a lo largo del año atienden en sus instalaciones y de forma itinerante. Él, en su mente, imaginaba un encuentro en el que todos —creyentes y no creyentes— sintieran el amor de Dios, la generosidad del Padre de todos al entregarnos a su Hijo único… Como broche para los niños, invitó a los Reyes Magos, para intentar que al menos un obsequio le llegara a cada uno y pudieran disfrutar de su cariño y cercanía.
El año pasado, la iniciativa se realizó en la Parroquia de la Merced; pero en esta ocasión, la Divina Providencia dispuso que la cita pudiera realizarse en la Catedral de Madrid… La ilusión se apoderó de los voluntarios de la Fundación al imaginarse el templo más importante de la Archidiócesis repleto de las madres y los niños más pobres… Pero si Dios lo quería, pondría los medios para que se hiciera, y así fue. Tras horas de reuniones, el esquema del acto fue tomando forma.
Para el servicio de orden, la Fundación contó con los jóvenes voluntarios de la Asociación de Prado Nuevo de El Escorial, con gran experiencia en los actos públicos de la Archidiócesis. De la acogida e inscripción de participantes, de la organización y estructura del voluntariado, de la colocación y distribución de los regalos y de un sin fin de tareas más, se encargaron los entusiastas e incansables voluntarios de la Fundación Madrina. El Padre Ángel, de la Asociación Mensajeros de la Paz, también puso su granito de arena y estuvo presente… Todos, en definitiva, colaboraron para que aquel 22 de diciembre se grabara en las retinas de los más de mil niños que acudieron a la cita presidida por el Arzobispo D. Carlos Osoro y la presencia de sus Majestades los Reyes Magos.
